Fragancia.

Y de repente lo notas. Es sólo una fragancia. Quizá una gota de más en ese perfume de todos los días.
Y te giras. Izquierda. Derecha.
Pero es inútil, ya sabes que no está. ¿Qué esperabas? ¿Que fuera él? ¿Qué quieres? ¿Girarte cada vez que huelas su perfume y encontrarlo ahí?
Sólo para ti. Enteramente tuyo. Con sus ojos oscuros buscando tu sonrisa.
Qué ilusa. Eso ya pasó...
En cambio encuentras a otro hombre, posiblemente mayor que anda con prisa y al darse cuenta de tu mirada triste, decepcionada... piensa que simplemente querías pasar delante de él y por dentro se regodea de haberte adelantado en la acera.
Qué fácil es hacer feliz a alguien. Sólo te rompe el corazón.

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