Pistolas de juguete

Vale: yo sonrío y hago como que todo va bien. Asiento con la cabeza para que todos piensen que quiero estar donde estoy y que mi vida es completamente feliz si tú dejas de apuntarme con esa pistola de juguete en la frente. Ya está bien, hombre.
Habrá que madurar algún día y cuando lo hagas no tendré ningún problema en dejar que me apuntes con tu pistola (ya de verdad). Entonces, (y sólo entonces) cuando tu cerebro sea capaz de entender por qué escribo en blogs cutres que nadie lee, entonces (quizá) merezca la pena que yo me preocupe, que yo mienta por ti.
Pero hasta entonces no entiendo qué estoy haciendo, dejándome llevar por la corriente. No entiendo qué puede haberme hecho (por un segundo) creer que alguien podría hacerme... creer que yo...
Bueno, ya me entendéis, nunca he sentido la necesidad de cuidar a bebés, de educar a nadie. Siempre me ha molestado que la gente no entienda las cosas a la primera y tener que repetirlo todo miles de veces para que alguien me siga mínimamente. ¿Qué es esto de volverme tonta de repente? ¿Es esto normal?
Cambiar así, de un día para otro. Pasar de tener mi vida cuadriculada a no saber ni dónde guardar los libros en mi estantería. Esa es otra. Ya casi no leo, siempre estoy pensando en tonterías y escribiéndolas en cualquier lugar...

Comentarios

  1. Que todo cambie de la noche a la mañana es una putada!

    ResponderEliminar
  2. Me encanta tu entrada (y el resto del blog).
    Pero coincido en que a veces, la vida cambia tan de repente que te sientes descolocada. Yo todavía estoy intentando colocar las cosas después de un cambio de esos, y no me acaba de gustar como queda.
    Te sigo (espiando) (curioseando) (acompañando en el sentimiento) leyendo :)

    Ley.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por leerme Doesntshine :) y Niewen puedes seguir curioseando todo lo que quieras :D

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares