Hacía tanto tiempo que no me paraba delante de un teclado a escribir, que por un instante se me había olvidado esa sensación de angustia al ver la página en blanco y esa necesidad incontrolable de llenarla con cualquier tontería.

Hoy hace un buen día. No he ido a clase con la excusa de que tengo que estudiar. Obviamente no estoy estudiando, pero me no me siento especialmente mal por ello. Últimamente no le doy esa importancia a los estudios, debe ser porque tengo otras cosas en las que pensar. Gente nueva que me descoloca. Entre otras cosas me ha llegado un libro, y tengo unas ganas inmensas de leerlo, pero intento olvidarme de él haciendo otras cosas como inventarme nuevos sandwiches. Cada día me invento uno diferente, y eso me entretiene durante el tiempo suficiente para no pensar en ese libro que tiene tan buena pinta, en ese chico con la mirada tan bonita, y en lo que debería estar haciendo, que he descubierto que son muchas cosas: según mi madre debería estar ordenando mi habitación, salir a la calle porque estoy siempre encerrada en mi cuarto, o hablar con ella sobre temas insufribles como las telenovelas que tanto le gustan o el nuvo tertuliano de Sálvame; para mi padre debería estar en la bici, con él. En cualquier lugar con el camino más horrible a ser posible. ¿Y qué pienso yo? Bueno, creo que ya os lo he dibujado más o menos: yo me autoimpongo un "estudio" controlado, en el que por más que quiera sólo consigo concentrarme unos minutos, luego también me autoimpongo alguna actividad que me distraiga para no pensar más en tonterías. Pero, en general, dedico mi tiempo a vagar por mi habitación, tumbarme en la cama o en el suelo y pensar en las mentiras que me han contado y las que he tenido que contar. También pienso en momentos felices, pero como han sido pocos, termino pronto.
Aunque siempre termino pensando en sus ojos y en la manera en la que coje mi mano.
Y en cuanto vuelve su imagen a mi cabeza, me doy cuenta de que debería volver a estudiar. A leerme cualquier cosa del tipo del roquedo en España. O a traducir cualquier texto.

Pero señores, ¿por qué siempre que encuentro algo parecido a la felicidad, yo misma me alejo de ella, como si me diera miedo? A lo mejor es que lo tengo. Miedo a que no salga bien. Miedo a que me rompan otra vez el corazón, miedo a que se me desgarre en pedazos. Y miedo también a dejar de usarlo y de olvidarme cómo se quiere a alguien.

Tengo miedo de tantas cosas. Creo que debería empapelar mi cajita de muñecas con papel de burbujas. Y aún así probablemente me caería, y seguiría teniendo miedo.

Comentarios

  1. "Buda dice que la existencia sólo trae dolor. Pero yo creo que se equivoca. Porque lloramos, sabemos lo fantástico que es reír. Porque también odiamos, sabremos lo maravilloso que es el amor. Tenemos amor, y felicidad, y risas. Y el miedo y el dolor y el llanto son sólo su precio." de la obra de teatro: Manual Abreviado del Perfecto Budista de Hector Toledo.
    No me importa tener miedo, si no lo tuviera, me perdería la mejor parte :)

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  2. Cuando un hombre tiene miedo es el único momento en que puede ser valiente.

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